lunes, 31 de diciembre de 2012

"La leyenda del ladrón", de Juan Gómez-Jurado: una novela perfecta para disfrutar, devorar y jugar

Ficha técnica:


Título: La leyenda del ladrón Autor: Juan Gómez-Jurado
Editorial: Planeta                                                   Género: novela, novela histórica, novela de aventuras, picaresca                                    Páginas: 664 
Publicación:  01/06/2012    ISBN:  978-84-08-00499-8

Sinopsis (editorial):


   Prepárate a transportarte a la Sevilla del XVI, a un fascinante mundo de mendigos y prostitutas, nobles y comerciantes, espadachines y ladrones. El amor, la pasión y la venganza son los pilares de esta magistral novela de aventuras en torno a un niño salvado misteriosamente de la muerte, que crecerá para erigirse en la última esperanza de los desfavorecidos. El destino de Sancho y el de quienes le rodean hunde sus raíces en los secretos orígenes de la literatura. Su historia te cambiará para siempre.
   ¡Qué bien sienta coger, de vez en cuando, una de esas novelas que te dejan sin resuello! ¡Qué bien sienta leer un libro-máquina del tiempo que sea capaz de llevarte a otras épocas! ¡Qué bien sienta (siempre) encontrar un libro bien escrito! ¡Cómo me gusta que los autores jueguen con el lector, consigan meterles no solo en el argumento o en el contexto social o histórico de la novela, sino que les propongan retos y adivinanzas o, como en el roscón de Reyes, guiños, referencias o regalos que hay que ir descubriendo entre la nata y el bollo que sustentan a una obra tan deliciosa como La leyenda del ladrón.
   He disfrutado mucho con la (hasta el momento) última novela de Juan Gómez-Jurado. Me he sentido como una niña atrapada en una historia en la que un montón de señuelos te van conduciendo hasta el final, hasta donde el autor quiere que vayas. Pero también me he sentido como lo que soy: una amante de la lectura que disfruta con las novelas bien urdidas, bien construidas y bien contadas y que ofrecen, por si todo eso fuera poco, guiños y referencias metaliterias que aumentan el valor de la obra y el placer de su lectura.
    Decía el dramaturgo José Luis Alonso de Santos (autor, entre otras obras, de La estanquera de Vallecas o Bajarse al moro) que en toda obra literaria hay un "Y si..." que funciona como detonante para el autor. Es la llave que abre el universo de la ficción, el cristal mágico que permite una mirada diferente, creativa y analítica a la vez, sobre la naturaleza y el ser humano. Es, en definitiva, el punto de partida y el sustento de una obra literaria, entendida como producto de la imaginación de un autor. Juan Gómez-Jurado explica el "Y si..." de La leyenda del ladrón en la nota sobre algunos personajes que incluye al final de la novela: ¿Y si Cervantes y Shakespeare se hubieran conocido? ¿De qué habrían hablado? ¿Qué hubiera pasado si hubiesen sembrado mutuamente semillas literarias en el cerebro del otro? Esta es el escenario imaginario que dio pie al autor a escribir una novela tan maravillosa como esta.
    La historia de Sancho (obvio guiño literario que se refuerza aun más al final del libro), ese entrañable huérfano que pasa de ladrón a héroe y con el que es imposible no simpatizar, mezcla varios de los géneros más populares en el Siglo de Oro (época en la que Gómez-Jurado sitúa la acción de la obra): la novela de aventuras o bizantina, la picaresca, un toque de novela sentimental y la alusión a la novela de caballería (aunque aquí aparezcan solo como referencia y como guiño intertextual, en este caso, a la gran novela que consiguió acabar con su preeminencia: El Quijote), para construir una novela histórica de hoy ambientada en la Sevilla del siglo XVI. Esta mezcla de géneros y elementos está perfectamente imbricada en el argumento, de tal manera que el viaje hacia el pasado se sustenta en la historia, en la ambientación y en la propia literatura del momento (además de hacerlo en esos dibujos apenas esbozados y la caligrafía que aparece en esas páginas y en la letra capitular que da inicio a cada capítulo, tomada del propio Shakespeare, según explica el autor en la nota antes citada). En este sentido, y para que el traslado del lector hubiera sido absoluto, me ha faltado la inclusión de un lenguaje menos estándar-siglo XXI y más acorde con el castellano que se hablaría en esa Sevilla del XVI, con su acento, sus expresiones populares, sus dichos, sus pardiez y sus vive Dios. Pero esta es una impresión totalmente personal que no desluce para nada el producto final.
    Es imposible no caer en el encanto de los ojos verdes de Sancho y acompañarle hasta los confines de un mundo cada vez  más amplio. Así, iremos a su lado en cada paso que dé, convirtiéndonos en Josué, su amigo, su compañero leal, su protector. Con él viviremos las consecuencias de la peste, la tristeza del orfanato, la dureza de la vida en las calles, la nobleza de algunos ladrones frente a la vileza de ciertos nobles, la explotación de los galenos, el cariño del herrero, la pasión por Clara, el sabor de la venganza y la insatisfacción de quien busca esculpir la mejor versión de sí mismo, aunque tenga que hacerlo a dentelladas, porque los cinceles que tiene a mano no tienen la calidad suficiente.
    El narrador omnisciente que nos habla en presente centra el foco en la figura de Sancho pero en varias ocasiones se desvía de su camino para abrir al lector el campo de visión, para que conozca el pasado (cercano o lejano) de algunos personajes fundamentales para la historia o que van a ser trascendentales en un momento concreto del relato. Ese narrador nos cuenta sucesos y acontecidos pero también nos permite entrar en el alma de la ciudad de Sevilla y en el corazón de la figura que pone el contrapunto femenino a la historia de Sancho: Clara. La esclava de Vargas convertida en boticaria con gran talento nos permite conocer otro punto de vista sobre cómo era la vida en la época, al ofrecernos, en este caso, la perspectiva de los criados y esclavos traídos del Nuevo Mundo. Me ha gustado mucho la historia de Clara y ese contrapunto perfecto que añade a la de Sancho, aunque he echado de menos que el narrador pusiera el ojo sobre ella en los capítulos finales. Al hurtarnos el reflejo de lo que pasa por el corazón y la mente de Clara, el narrador nos deja ciegos respecto a cómo vive ella uno de los momentos cumbre de la trama, el momento en el que (si hay que hacer caso a Groot y no se trata de una de sus fanfarronadas) sus peores pesadillas se hacen realidad.
   La leyenda del ladrón es una historia de superación, de lealtad, de venganza y de amor. Todo ello envuelto en el papel de regalo de una buena narración en la que las aventuras van implicando al lector en cada capítulo y el ritmo se va acelerando paulatinamente hasta desembocar en el final que desea. Y, como guinda del pastel, esos guiños y referencias metaliterarias construidas con tanta picardía como destreza; esos juegos literarios que se disfrutan durante la lectura y que, tras la nota del autor, dejan ganas de regresar a Sancho y analizar con lupa lo que se dicen Shakespeare y Cervantes.
   La sensación de juego se amplía gracias a la realidad aumentada (el libro contiene códigos en determinadas páginas que se pueden escanear con una aplicación valida tanto para iOs como para Android y que ofrecen al lector información complementaria) y el reto que propone el autor en la página oficial del libro
   Si te apetece completar mi personal visión sobre La leyenda del ladrón, puedes visitar la web oficial del autor, la página de la editorial y leer los primeros capítulos de la novela (además del BBF que le dediqué). Y Anika entre Libros le dedicó un bocado literario (que puedes ver aquí) en el que el autor da un buen puñado de razones por las que leer la novela.  
   Y recuerda que me he propuesto un reto personal relacionado con Juan Gómez-Jurado y que estaría encantada de que me acompañaras.
   Incluyo esta reseña en el Mes de la Novela Histórica organizado por Libros que hay que leer. 
    Nos seguimos leyendo.
 

domingo, 30 de diciembre de 2012

Un 2012 muy rico en lecturas y compañías


  He ido viendo, a lo largo de las dos últimas semanas, cómo la blogosfera se llenaba de retos y balances. Los retos, los doy por terminados (me he apuntado a 13 -¡13 retos para el 13!... si lo hago a posta no me sale-, yo creo que está más que bien, aunque me he quedado con ganas de apuntarme a algún otro) y no tenía pensando hacer balance de lecturas primero, porque como he dicho ya varias veces, no soy de las que lleva un control exhaustivo de lo que lee (no hasta que empecé a publicar en serio en este blog, durante el verano) y, segundo, porque he leído tanto bueno este año que no sabría ni por dónde empezar. Y no porque yo sea un hacha eligiendo lecturas, sino porque hay veces en las que las circunstancias se ponen de tu parte y mejoran la selección de tus lecturas. Pero, al final, me he decidido a hacer un pequeño balance, sobre todo, para rendir homenaje a esas circunstancias que, en mi caso, son tres:
   El máster en literatura que acabaré (si todo sale como espero) este curso me ha permitido profundizar en mis lecturas clásicas y canónicas. En este contexto, este año he leído libros fantásticos e imprescindibles, como Odisea, de Homero; La deshumanización del arte, de Ortega y Gasset; Estudios sobre la universidad española, de Giner de los Ríos (que incluye reflexiones extraordinarias y de muchísima actualidad sobre las que tengo pendiente, por lo menos, un post); dos antologías impresionantes de Ángel González y Luis García Montero, además de otras dos antologías de poetas de la segunda mitad del siglo XXI en las que encontré auténticas joyas; Ancia, de Blas Otero; Niebla, de Miguel de Unamuno, la grandísima Fortunata y Jacinta, de Pérez Galdós (sobre la que tengo la intención de publicar varias entradas) y Pipá y otros cuentos, de Clarín y otras novelas y volúmenes de cuentos de la segunda mitad del siglo XIX de las que ya hablé en este blog y cuya lectura clarifica la comprensión del camino que ha seguido la novela desde su momento álgido como género hasta la actualidad. 
  A todos estos libros hay que sumar los que he ido leyendo para la tesina fin de máster, libros de los que he ido hablando en el blog y de los que aún me quedan varias reseñas por publicar. Entre las 28 novelas que he leído para la tesina, hay auténticas joyas, algunos imprescindibles, creo yo: la Trilogía de la huída, de Dulce Chacón; Las amantes tristes, de Eugenia Rico, Atlas de geografía humana, de Almudena Grandes, Amado amo, de Rosa Montero, Entre amigas, de Laura Freixas... Será porque a mí me gusta mucho la literatura que habla de las cosas cercanas, de los sentimientos, de mujeres, de lo que nos preocupa y nos mueve por dentro... pero el caso es que he encontrado libros y autoras (digo autoras, porque mi tesina investiga novelas escritas por mujeres, exclusivamente) maravillosos. Y, sin duda alguna, mi gran descubrimiento de este año ha sido Alicia Giménez Bartlett. No había leído nada de ella hasta el momento pero, desde que la descubrí a finales de agosto, no paro. Y no me decepciona. Además de estas lecturas literarias, he descubierto manuales y ensayos que me han abierto la mente, no solo en cuanto al canon o la creación, sino también respecto a la manera en la que se hace historia de la literatura o al grado de influencia que la sociedad, los críticos, los estudiosos, el mercado, las editoriales y el canon tradicional tiene en la forma en la que los receptores construimos nuestras lecturas personales. Son varias las lecturas interesantes que podría incluir en este último apartado, pero como sé que no es un campo que interese a todo el mundo, citaré solo uno: Mujeres y narrativa. Otra historia de la literatura, de Alicia Redondo Goicoechea.
    Mi otra gran fuente de lecturas de este año ha sido Anika entre Libros. Para la web he ldo en 2012 libros extraordinarios como la Divina Comedia, de Dante; En busca del tiempo perdido, de Proust (la lectura de estos siete volúmenes empezó y en 2011 y tardé, aproximadamente, un año en leerlos todos, obviamente, intercalando otras lecturas más ligeras); La conquista del aire, de Belén Gopegui; Blog de madre, de Eva Quevedo, y Cómo no ser una drama mamá, de Amaya Ascunce (que han sido los libros que más me han hecho reír este año); Las desterradas hijas de Eva, de Consuelo G. del Cid; El rayo dormido, de Carmen Amoraga; La luz en casa de los demás, de Chiara Gamberale; Una forma de resistencia, de Luis García Montero, La voz a ti debida y una Antología de Pedro Salinas o Hablar solos, de Andrés Neuman. No he leído Entra en mi vida, de Clara Sánchez, para Anika, pero gracias a la web pude asistir a la presentación del libro, germen del hambre que me entró por leer la novela. Y gracias a las recomendaciones de Anika he leído también otro de mis grandes libros del 2012: La leyenda del ladrón, de Juan Gómez-Jurado, novela en la que aparece un personaje llamado Anika en recuerdo de la responsable de la web.
   Finalmente, y ya digo, desde agosto, el blog se ha convertido en otro gran proveedor de lecturas. Primero, porque ahora pienso en reseñas mientras leo (y no reseño libros que no me han gustado... ¿para qué? Los autores merecen un respeto y yo no soy nadie para tirar su trabajo por tierra) y, segundo, porque la blogosfera y los blogueros me han atrapado en sus marabuntas de retos, sorteos, lecturas conjuntas y recomendaciones... y me he dejado seducir en muchas ocasiones, con resultados inmejorables. Gracias a estas iniciativas he leído dos de los grandes libros de este 2012: La bibliotecaria de Auschwitz, de Antonio G. Iturbe, y La ciudad de los ojos grises, de Félix G. Modroño. Gracias al blog he descubierto, por ejemplo, a Murakami (y aunque, según dicen, Baila, baila, baila, no sea uno de sus mejores libros, a mí me ha conquistado) y a Mildre Hernández (los dos libros de Cuasi, cuyas reseñas publicaré en breve, han sido todo un hallazgo). Y he disfrutado aun más de lecturas como El verano de los juguetes muertos, de Toni Hill, gracias a los comentarios en twitter. Y fuera de estos tres bloques, no puedo dejar de mencionar a otro de mis grandes libros de este año: El jardín olvidado, de Kate Morton.
    El blog ha sido una de las grandes alegrías de este 2012 que está a punto de agotarse. Lo abrí como una forma de escaparate en mi búsqueda de trabajo, una forma de desahogar mi frustración por no poder ya escribir a diario y como una manera de hablar de literatura, mi pasatiempo favorito. Pero la verdad es que me ha servido para muchísimo más: me ha servido para conocer a mucha gente que disfruta (por lo menos) tanto como yo con sus lecturas, para intercambiar opiniones y comentarios, para descubrir libros y autores nuevos, para quitarme prejuicios de encima, para hallar nuevos métodos de lectura (mi 2012 no habría sido tan fructífero sin Susi) y, sobre todo, para leer y ser leída por gente maravillosa: los 72 amigos que seguís este blog y las tuiteras, mis cheerleaders personales.
   Creo que mi 2012 no podría haber sido más rico. No solo he leído mucho sino que mis lecturas han aportado muchísimo a mi vida, no solo por lo que me han contado y lo que me han hecho disfrutar, sino también porque me han permitido descubrir un mundo que, aunque virtual, me acompaña cada vez que abro un libro. Gracias a todos por estar ahí.
   Nos seguimos leyendo.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Reto Juan Gómez-Jurado


Fotografía: Guadalupe de la Vallina (Jot Down)
   Hasta ahora hace unos días, no conocía a Juan Gómez-Jurado más que por las referencias (buenísimas) de Anika entre Libros. Anika me había abierto el apetito pero con el máster no encontré hueco para hincarle el diente (literariamente) hasta diciembre y, la verdad, no podía haber quedado más satisfecha. He leído La leyenda del ladrón y me ha encantado. Me parece que es uno de esos libros que se disfruta, que te atrapan entre sus páginas y no te sueltan hasta que la historia toca a su fin; una novela de aventuras con la que es imposible no pasárselo en grande (cosa que no siempre se consigue y que yo, personalmente, agradezco -y, diría, necesito- de vez en cuando).
   El libro me ha dejado tan buen sabor de boca que me han entrado más ganas de saber más sobre el autor. He repasado todo lo que se ha publicado en Anika entre Libros sobre él y he encontrado entrevistas tan maravillosas como la que le hicieron en Jot Down... y todo ello no ha hecho más que despertarme más ganas de Gómez-Jurado y más ganas de Gómez-Jurado. Por si todo esto fuera poco, Laky, de Libros que hay que leer, nos estuvo poniendo los dientes (aún) más largos a Lectora de Tot y a mí en Twitter. Total, que el resultado final es que me he liado la manta a la cabeza y me he propuesto leer las tres novelas que me faltan de Gómez-Jurado durante 2013 (Espía de Dios, Contrato con Dios y El emblema del traidor).
   Por hacerlo un poco más oficial, me lo he propuesto en forma de reto. Si te animas, estaré encantada de que me acompañes. Con que leas uno de los cuatro me daré por satisfecha, aunque si compartimos la lectura de todos será la perfección. Laky dice que son libros que se devoran y yo lo he comprobado con La leyenda del ladrón... así que seguro que no es un reto difícil de superar. ¡Tengo (¿tenemos?) 365 días por delante para conseguirlo! 

1.- Espía de Dios, de Juan Gómez-Jurado (6/6/2013)
2.- Contrato con Dios , de Juan Gómez-Jurado (26/8/2013)
3.- El emblema del traidor, de Juan Gómez-Jurado (19/12/2013)

3 / 3 libros. ¡100% conseguido!


Nos seguimos leyendo.

Incluyo aquí la lista de lectores que se apuntan al reto e iré enlazando las reseñas o las opiniones cuando estén publicadas. Me acompañan:
1.- Caridad
2.- Shaka lectora.
3.- Laky.
4.- Margari. Contrato con Dios (reseña aquí) 
5.- Inés. 
6.- Carmen. 
7.- Eva 
8.- Leona Lecturópata.  
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